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EXPERIMENTO REAL

¿Seríamos capaces de crear un idioma desde cero?

El nacimiento y desarrollo de los miles de lenguas que existen en el mundo ha llevado miles de años, pero no es solo cosa del pasado: los humanos conservan la capacidad de inventar nuevas formas de comunicación.

En el mundo se hablan miles de idiomas distintos

En el mundo se hablan miles de idiomas distintos Frank M. Rafik I Flickr

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¿Cuántos idiomas eres capaz de comprender y hablar? Por muy políglota que te declares, difícilmente llegarás a abarcar las más de 6000 lenguas que hoy en día existen a lo largo y ancho del planeta. Miles de complejos códigos de comunicación que han surgido y evolucionado a lo largo de la historia.

Aunque los expertos han conseguido desvelar algunas pistas sobre cómo diferentes formas de interacción social se convierten en idiomas, aún desconocemos cómo exactamente nacen las lenguas. Un proceso que no es solo cosa del pasado. Si bien el desarrollo de los idiomas más antiguos ha llevado miles de años, esto no significa que los humanos hayamos perdido la capacidad de inventarlos.

Un ejemplo reciente es el Idioma de Signos de Nicaragua, una lengua de signos que se originó de forma aislada en Nicaragua en los años 80, cuando el Gobierno creo la primera escuela para niños sordos del país. Allí nació y evolucionó esta forma de comunicación entre estudiantes y profesores, sin que nadie hubiera pautado su funcionamiento previamente.

Fases en la generación de un idioma

Un reciente estudio de investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva sugiere que existen una serie de pasos básicos en el desarrollo de una nueva lengua.

Primero, las personas inventan referencias a acciones y objetos a través de signos que imitan objetos. Los individuos, que deben compartir una base de conocimiento y experiencia común, se coordinan imitando los gestos de sus compañeros. Finalmente, todos acaban utilizando un mismo código para aludir a las mismas cosas.

Con el tiempo, las asociaciones entre las señas y los objetos y acciones a las que se refieren ganan un sentido abstracto y el significado de cada gesto se hace cada vez más específico. Después, surgen las estructuras gramaticales, que se introducen gradualmente a medida que es necesario comunicar hechos más complejos.

La comunicación no consiste solo en las palabras
La comunicación no consiste solo en las palabras | Pixabay

Un experimento real

Lejos de remontarse miles de años atrás en la historia, los autores del trabajo han llevado a cabo un ensayo con niños para propiciar el nacimiento de un código de comunicación.

Los investigadores separaron a los pequeños en diferentes habitaciones y utilizaron llamadas de Skype para que pudieran comunicarse. Pero ¿cómo evitar que los niños simplemente hablaran entre ellos?

Los expertos decidieron quitar el sonido de las llamadas para recrear las condiciones adecuadas para que los niños tuvieran que utilizar su inventiva. Como si, de verdad, no tuvieran forma conocida de comunicarse entre ellos.

De esta forma, empleando diferentes dinámicas de juegos, consiguieron que los niños desarrollaran un lenguaje de signos para describir diferentes acciones y objetos, e ideas cada vez más abstractas, en un periodo de tiempo relativamente corto.

Al igual que estudios anteriores, estos científicos han demostrado que la comunicación no se reduce únicamente a las palabras ni al lenguaje hablado. Cuando las personas no podemos utilizar los métodos convencionales, somos capaces de inventar estrategias y códigos para trasladar a nuestros interlocutores lo que queremos expresar. Este fenómeno es la base para el desarrollo de nuevas lenguas, ya sean las surgidas hace miles de años o las más recientes.

Aunque el trabajo arroja pistas sobre los primeros pasos en el origen de cualquier idioma, aún quedan numerosas dudas por resolver. Por ejemplo, los autores se preguntan cómo los sistemas de comunicación cambian con el tiempo y cómo evolucionan al pasar de generación en generación.

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