Seis time-lapses para naturalistas con prisa

La naturaleza es exuberante. A nuestro alrededor miles de cosas pasan sin que nos demos cuenta, en ocasiones tan rápidas como una señal de nuestro cerebro para que cerremos los ojos ante una amenaza, en ocasiones tan lentas como un árbol creciendo desde una semilla.

La admiración de esas maravillas, además de algo de suerte, suele requerir también bastante tiempo. Y eso, habida cuenta de la velocidad a la que vivimos, es un problema, claro.

Para los observadores amantes de la naturaleza y agenda apretada, aquí una pequeña selección de time-lapses que han triunfado en YouTube enseñando al mundo cómo tienen lugar, poco a poco, algunos de esos procesos

De semilla a tallo

Uno de los primeros pasos de la vida es el de las semillas. Pequeños trozos de vida que, bajo tierra y con las condiciones necesarias, acaban dando a lugar al tallo de una nueva planta

De tallo a flor

Si has visto de cerca alguna vez un girasol sabrás de las dimensiones reales que tiene una de estas plantas que pueblan muchos rincones de nuestra geografía. El camino que recorre desde su refugio bajo tierra hasta estirarse hacia el sol es lento, pero constante

Las setas, la compañía inesperada

Es difícil saber con exactitud de dónde puede brotar un hongo. Ambiente húmedo, lluvia, rincones oscuros y materia orgánica: los ingredientes, convenientemente combinados, pueden dar lugar a estas originales formas de vida que surgen a toda velocidad en estos meses de otoño.

De oruga a mariposa

Pocos insectos tan majestuosos como la mariposa monarca. Todo empieza en el momento en el que la oruga se cuelga de una rama y termina cuando vuelve a la vida como una criatura alada. En medio, un balanceo constante en la crisálida, donde la metamorfosis tiene lugar.

La fábrica de abejas

No es en una rama, sino en el panal de una colmena, donde nacen las abejas. De ser larvas a salir andando y volando del cubículo en el que crecen; de un envase blanquecino a rellenarse de color y funciones. Así es la vida en esta factoría criaturas voladoras

La danza de la muerte

Pocos insectos tienen una voracidad más coordinada que las hormigas. En cuanto una de ellas da con un alimento interesante y exento de riesgos, avisa a sus compañeras que, a su vez, convocan al resto de exploradoras, que avanzan siguiendo el resto de feromonas de sus predecesoras. Así es como en pocas horas pueden acabar consumiendo todos los nutrientes de un animal mucho mayor que ellas.