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EL SECRETO ESTÁ EN LAS VENTANILLAS

¿Sabes por qué hay pequeños agujeros en las ventanas de los aviones?

Durante el vuelo, el sistema de presurización de los aviones mantiene el interior de la cabina en condiciones similares a las de la superficie terrestre. Unos diminutos orificios en las ventanas ayudan a equilibrar la diferencia de presión originada en altura.

Las ventanillas del avión están compuestas por tres capas y tienen un agujerillo.

Las ventanillas del avión están compuestas por tres capas y tienen un agujerillo. Chris Waits en flickr cc

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A medida que un avión asciende tras el despegue, es habitual que a los pasajeros se les taponen los oídos. Mientras están cómodamente instalados en sus asientos y se dirigen a su próximo destino, la atmósfera que rodea al aparato cambia con la altura: su composición química varía, así como las condiciones de temperatura y presión.

La desagradable sensación auditiva se debe al descenso de esta última, sin embargo, las consecuencias serían mucho peores si la cabina del avión no estuviera presurizada. Sin este sistema, los viajes aéreos a grandes distancias no serían posibles porque las personas que viajan abordo sufrirían hipoxia (falta de oxígeno) y otros problemas fisiológicos que su cuerpo no podría soportar.

Mientras que la presión a nivel del mar ronda el kilogramo por centímetro cuadrado, a unos 10.500 metros de altura la cifra se precipita hasta los 0,2. Por eso, la aeronave está diseñada para simular en su interior las condiciones de la superficie terrestre, un efecto que se consigue bombeando aire acondicionado a la presión propia de las partes bajas de la atmósfera. La cabina queda herméticamente cerrada en el proceso.

Air Canada Boeing 787-800 Deamliner; C-GHPQ@ZRH;02.06.2014/753al

Aparte del aire insuflado, hay unos elementos casi imperceptibles que juegan un papel fundamental en esta aclimatación. Se trata de unos pequeños agujeros localizados en la parte inferior de las ventanillas conocidos como orificios de aireación. Por muy sospechosa que resulte su existencia, están ahí para mantener a los pasajeros sanos y salvos.

El material acrílico del que están hechas las ventanas se compone de tres capas separadas por espacios vacíos: la interior, a veces denominada panel de rayado, sólo sirve para proteger a los que vienen después. Como explica el piloto Mark Vanhoenacker, el panel intermedio (el que se encuentra perforado) y el exterior son más importantes, puesto que deben resistir los cambios de presión.

El agujerillo facilita la tarea, pues permite que las condiciones se equilibren entre la cabina y el espacio que separa los paneles. Al tener una mayor presión, el aire de dentro tiende a desplazarse hacia fuera para compensar la diferencia, sometiendo la superficie interior de la ventana a una gran tensión.

Cabin

El pequeño conducto reduce el estrés ejercido sobre la lámina interna, permitiendo que la fuerza se traslade desde ésta a la capa exterior. Si por algún motivo fallase, la siguiente tomaría el relevo –aunque se colase un poco de aire de fuera, el sistema del avión podría continuar manteniendo las mismas condiciones−.

Pero los orificios tienen todavía otro papel en el bienestar de los pasajeros: liberan la humedad que surge en los huecos entre las láminas de las ventanillas, evitando así que el material acrílico se empañe o acabe cubierto por el hielo.

Sin embargo, puede ocurrir que se congele precisamente la parte que rodea al agujero. A la altura de crucero (en torno a los 10.000 metros de altitud), la temperatura puede disminuir hasta los -57 grados centígrados. En estas condiciones, el agua se condensa en la zona donde el aire de la cabina entra en contacto con la fría superficie exterior de la ventana.

Más allá de los potentes motores que no se escapan a la vista, los aviones están repletos de pequeños detalles que permiten que todo marche correctamente durante el vuelo.

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