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HABLAN LOS EXPERTOS

¿Por qué surgen ahora tantas nuevas variantes del coronavirus?

Los expertos sugieren que el SARS-CoV-2 ha mutado porque ha tenido suficiente tiempo para evolucionar y debido a mecanismos de selección natural.

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Desde el comienzo de la pandemia, el SARS-CoV-2 ha ido mutando, es decir, su código genético ha cambiado con el tiempo y número de infectados. Si bien al principio este proceso no inquietaba demasiado a los expertos (es algo normal), la reciente aparición de tres variantes del coronavirus preocupa en todo el mundo.

No se conocen todas con el mismo detalle. La variante B.1.1.7, detectada por primera vez en Reino Unido el pasado mes de septiembre, es más transmisible y agresiva. Se sabe menos de las otras dos, una descubierta en Suráfrica en octubre y otra en Brasil en diciembre, pero se cree que han evolucionado para evadir mejor la respuesta inmune humana.

Si bien los expertos no pueden explicar con certeza por qué estas variantes han aparecido justo ahora, se barajan varios motivos que tienen que ver con las condiciones que han marcado la evolución del virus.

Consecuencias de la evolución y el tiempo

La evolución de cualquier organismo implica dos mecanismos esenciales: las diferencias entre individuos y la selección natural. Los cambios genéticos se van acumulando con el paso del tiempo y el entorno determina cuáles de estas modificaciones son más ventajosas para la supervivencia.

Los virus mutan rápidamente porque están constantemente haciendo copias de sí mismos para infectar a las células. En un proceso que se repite infinitas veces, acaban por aparecer fallos o modificaciones.

Si al principio las copias del SARS-CoV-2 eran muy parecidas al original, el coronavirus ha tenido mucho tiempo para reproducirse en millones de personas y extenderse por todo el mundo. Por tanto, se han ido acumulando muchos cambios genéticos en diferentes partes del planeta.

Pero, además de un aumento de su variabilidad, los científicos están observando patrones de adaptación. Es decir, el virus está evolucionando a mejor, bien aumentando su capacidad para infectar o bien para evadir el ataque inmune.

El tiempo que la pandemia lleva extendiéndose también aumenta las posibilidades de que ocurran más fenómenos raros. La variante B.1.1.7 podría ser consecuencia de uno de estos sucesos. Los investigadores creen que podría haber surgido por la conjunción de una serie de factores: el coronavirus habría permanecido el suficiente tiempo en una persona inmunodeprimida, habría mutado en ese tiempo y esa persona habría dispersado el virus cambiado, más contagioso.

La vacuna inhalada contra el coronavirus podría crear anticuerpos y prevenir la infección con una dosis
La vacuna inhalada contra el coronavirus podría crear anticuerpos y prevenir la infección con una dosis | Torstensimon / Pixabay

Respuestas a la inmunidad y los tratamientos

Otro posible motivo para la aparición de las variantes tiene que ver con la otra cara de la evolución: la selección natural.

Algunos de los cambios genéticos o mutaciones experimentadas por el coronavirus supondrán una ventaja. Por ejemplo, si alguna variante consigue reproducirse mejor, podrá infectar a un mayor número de personas y, por tanto, dispersarse más rápido.

Tanto la variante de Brasil (P.1) como la encontrada en Suráfrica (B.1.351) tienen una mutación conocida como E484K, que cambia las proteínas del virus que se encargan de anclarse a la célula infectada (también las que reconoce el sistema inmune en personas vacunadas). Esto aumenta las posibilidades de que puedan reinfectar a alguien que ya haya pasado la covid-19.

Hay expertos que sugieren que estos cambios podrían haberse producido como respuesta a la inmunidad humana. En un escenario donde el SARS-CoV-2 se ha propagado rápidamente en todo el mundo e infectado a millones de personas, aquellas variantes con la capacidad de reinfectar tendrían una clara ventaja.

Otros científicos señalan que también podría haber influido el uso de plasma hiperinmune (de personas que se han recuperado de la covid-19) en pacientes. Con la transfusión, el enfermo recibe anticuerpos contra el coronavirus que le ayudan a combatir la enfermedad.

Sin embargo, en pacientes que lleven mucho tiempo infectados y donde el virus haya mutado, el tratamiento podría suponer una fuerza de selección natural para que las variantes más resistentes a las células inmunes sobrevivan. Algo similar podría haber ocurrido con el uso de anticuerpos monoclonales en enfermos de covid-19 inmunodeprimidos.

El virus seguirá cambiando y posiblemente aparezcan nuevas variantes. Todavía existen muchas incógnitas e incertidumbre. El SARS-CoV-2 ya ha comenzado a enfrentarse a otra fuerza de selección natural: las vacunas. Afortunadamente, se ha demostrado que funcionan para las variantes conocidas y pueden actualizarse si alguna se les escapase (se hace cada año con la vacuna de la gripe).

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