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UN OBISPO Y CIENTÍFICO MEDIEVAL DIO EN EL CLAVO

El primer Big Bang estalló en el Medievo

Un franciscano del siglo XIII logró plasmar una teoría tan sorprendente como acertada sobre lo que pudo ser el origen del universo. Un equipo de investigadores validan matemáticamente la propuesta de este monje medieval, la primera teoría conocida del Big Bang.

Pintura del siglo XIII describiendo un cosmos geocéntrico.

Pintura del siglo XIII describiendo un cosmos geocéntrico. Bibliothèque Nationale de France

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Cuatro siglos antes de que Isaac Newton propusiera la gravedad y siete siglos antes de desarrollarse la teoría del Big Bang, el monje británico Grosseteste describió el nacimiento del universo en una explosión, a la que siguió la cristalización de la materia para formar las estrellas y los planetas en un conjunto de esferas encajadas alrededor de la Tierra.

Su obra, escrita en 1225 en latín, ha inspirado un estudio recién publicado por un equipo de físicos en el que traducen a modelos matemáticos lo propuesto por Grosseteste, filósofo, científico y obispo. Y todo encaja a la perfección. Es más, las ideas del monje y filósofo valdrían incluso para proponer la compleja teoría de los multiversos.

Grosseteste, considerado uno de los mejores matemáticos de su época, había estado estudiando las obras de Aristóteles, recientemente redescubiertas, en las que explicaba el movimiento de las estrellas por la incrustación de la Tierra en el centro de una serie de nueve esferas celestes concéntricas. En 'De luce', como se llama la obra estudiada, Grosseteste propuso que este universo concéntrico nació con un gran destello de luz, que empujó la materia hacia el exterior desde un punto diminuto hasta convertirse en una gran bóveda celestial en forma de esfera.

Según escribió Grosseteste, al principio la materia y la luz estaban vinculadas entre sí, pero tras la rápida expansión inicial -esa especie de Big Bang- ésta se frenó alcanzando un "estado perfecto" en el que cristalizaron luz y materia en el llamado "firmamento", el cosmos medieval.

Esta esfera perfecta emitía a su vez una nueva forma de luz hacia el interior, consolidando una nueva esfera más adentro, un proceso que a grandes rasgos continuaría hasta cristalizar en un núcleo con toda la materia imperfecta que había surgido a cada paso, dando origen a la Tierra.

Los investigadores de la Universidad de Durham, capitaneados por Tom McLeish, tradujeron los versos latinos en fórmulas, descubriendo que la teoría del monje funcionaba a la perfección como modelo matemático. Y que incluso podría ser coherente con la idea de los multiversos, una noción muy compleja de lo ocurrido tras el Big Bang y que no podría caber en la cabeza de un estudioso del siglo XIII.

La revista Nature recoge esta fabulosa historia, explicada por sus propios autores: “A principios de este año enviamos un estudio inusual a una revista científica. Inusual no por su temática -los cálculos de cómo las interacciones entre la luz y la materia en el universo primordial afectaron a las estructuras cósmicas a gran escala- sino lo que lo inspiró”, arrancan.

“Hasta donde sabemos”, añaden, “'De Luce' es el primer intento de describir los cielos y la Tierra utilizando un único conjunto de leyes físicas. Desarrollando, probablemente sin que lo supiera su autor, una familia de universos ordenados en un océano de otros desordenados, sus conceptos físicos se asemejan al concepto moderno 'multiverso'”.

Y finalizan reconociendo que “el viaje de ocho siglos desde las ideas cosmológicas de Grosseteste hasta las nuestras ofrece una rica muestra de la lenta evolución del conocimiento”. Una reflexión que puede ser inquietante al tratar de imaginar qué pensarán dentro de ocho siglos de nuestros actuales conocimientos de física.

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