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NO SON SÓLO LOS BOSTEZOS

Cuatro cosas que no sabías que se contagian

Seguro que has oído hablar hasta el hastío del contagio del bostezo. Pero además de abrir la boca al mismo tiempo que nuestros congéneres, hay otros comportamientos y sensaciones que se nos pegan de inmediato sin apenas cuenta. Toma nota.

Nieve

Nieve Luis Hernandez en Flickr CC

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Los humanos en el fondo somos unos copiones. No sólo nos contagiamos los bostezos o las enfermedades, también cosas como estas:

Frío. Basta con que veas a otra persona tiritar para que sientas el frío en tus propias carnes. Es la conclusión a la que llegaron científicos de la Universidad de Sussex después de trabajar con voluntarios que experimentaban un descenso medible de la temperatura corporal mientras se reproducían vídeos donde otros sujetos introducían sus manos en recipientes llenos de agua helada.

¿Pero hay una explicación biológica al contagio de esta sensación gélida? Según los autores, que los humanos somos criaturas profundamente sociales cuyos éxitos se deben en buena medida a nuestra capacidad de trabajar juntos en comunidades complejas. Y que esto no sería posible si no fuéramos capaces de empatizar rápidamente unos con otros y fuésemos capaces de pensar lo que ellos piensan y sentir lo que ellos sienten.

"Imitar a otra persona nos ayuda a crear un modelo interno de su estado fisiológico, y podemos usar eso para entender mejor sus motivaciones y cómo se sienten", asegura el neuropsiquiatra británico Neil Harrison en la revista 'PLOS ONE'.

Buenos hábitos. Si tus amigos son personas sanas que se cuidan, están en buena forma física y siguen una dieta saludable, tú también te mantendrás sano. Tal y como se daba a conocer en un estudio en International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity, entre los 18 y los 46 años de edad el estilo de vida se contagia dentro de los grupos de amigos. Y, por lo tanto, cuanto más saludables son los hábitos de tus camaradas más probable es que practiques deporte y te alimentes equilibradamente.

Aislamiento. Lo que se también se expande como la pólvora es la sensación de soledad, tal y como revelaban los datos de un estudio realizado en Massachusetts a tres generaciones durante 60 años. Las personas que se sienten aisladas tienden a compartirlo y esto provoca que otros individuos allegados se vuelvan solitarios, especialmente si experimentaban alguna frustración previa, conflictos de pareja  o problemas de saludad o de estrés.

Emociones. Las emociones que expresamos en Facebook pueden asimismo convertirse en una auténtica epidemia. Según publicaba hace poco PLOS One, las redes sociales tienen la capacidad de ayudar a que las emociones se extiendan, especialmente en fechas señaladas como Navidad, Año Nuevo o San Valentín.

Sin ir más lejos, los autores del estudio demostraron que en los días de lluvia el número de publicaciones de nuestra red de contactos que contienen expresiones positivas decae al tiempo que aumentan los mensajes negativos. "Y eso incluso cuando esos contactos viven en ciudades donde luce el sol", aseguran.

La buena noticia es que las actualizaciones de contenido optimista y alegre son más contagiosas que las de pesadumbre. Seguramente, como reflexiona el coautor del trabajo James Fowler, porque la plataforma de Facebook está diseñada para promover la difusión de lo positivo. No en vano tiene un botón de 'me gusta' y ninguno de 'no me gusta', matiza.

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