Molly se despierta en el Seraphim con las alarmas sonando. Tras cerrar las compuertas, la astronauta revisa la grabación de las cámaras, tanto de seguridad como las del resto de la nave, para comprobar si el encuentro con Marcus Rawlins, su expareja fallecida, ha sido real. Tras ver su alucinación, Molly decide borrar las pruebas.
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