Roberto López Abad se tapaba la cara sin mucho éxito. El exdirector de la Caja de Ahorros del Mediterráneo fue acusado de desviar millones de euros a un paraíso fiscal. Un juez le mandó a la cárcel y le impuso una fianza de millón y medio de euros. Una cantidad que tardó en reunir menos de una semana. A los seis días de entrar en prisión, pagó y volvió a salir.

Otro para el que la cárcel fue un visto y no visto es Miguel Blesa. El expresidente de Caja Madrid demostró tener mucho bolsillo y pocas ganas de vivir en la prisión. Entre su entrada y su salida pasaron menos de 24 horas.

Tiempo suficiente para inmortalizar el momento y reunir los 2,5 millones de fianza por las supuestas irregularidades en la compra de un banco en Florida. Dos semanas después lo volvieron a mandar a la misma cárcel, aunque esta vez estuvo encerrado menos de 15 días.

La estancia de exalcalde de Parla, también fue de récord. José María Fraile salió del juzgado, entró en la cárcel, y salió al día siguiente. Pagó 60.000 euros. Una fianza que, según él, ni siquiera salió de su bolsillo, sino “de la pensión de mis padres”.