Julio Basilio Rodríguez vino a Europa por amor, cuatro años después, divorciado, pueden verle con su guitarra por la calle. Parece uno más, pero Julio guarda algunas peculiaridades que le hacen especial. "Tengo un soplo, colesterol, arterioesclerosis, migrañas...", cuenta Julio.

Este cubano, músico de profesión, tiene muchas cosas que la mayoría de la gente no tiene. Entre ellas, un corazón de ritmo inestable. Que le obliga a estar controlado y llevar pastillas siempre encima.

Él es de los que se han quedado sin tarjeta sanitaria. A este enfermo crónico del corazón no le trata ningún médico. Además, le resulta muy difícil conseguir los 10 medicamentos diarios que tiene que tomarse.

Sin la tarjeta sanitaria, le cuestan más de 200 euros al mes y no los tiene. Por si fuera poco, a Julio le desahucian la semana que viene. Es sólo una historia sacada de la gran cifra: los 153.000 inmigrantes afectados por el primer gran recorte sanitario del Gobierno. “Si los que hacen esto son humanos, yo siento vergüenza de que me llamen humano”, asegura Julio.