Los problemas para Ramón Iglesias empezaron cuando comenzó con su negocio, ya que “se empieza a tramitar el proyecto de actuación que obliga a presentar una documentación bastante exhaustiva”.
Tarda en reunir toda la documentación un año y pico para dar el primer paso por “la imprecisión de la documentación que hace que los funcionarios te pidan más documentación que otra”. Para traer la luz a la finca también tuvo problemas. Pero no fue el único, ya que tuvo que hacer un estudio de yacimientos arqueológicos para construir la nave.
Se ha gastado en trámites unos 40.000 euros. “Esta dificultad induce a la economía sumergida de muchas pequeñas empresas que no pueden hacer frente a los gastos” y lo hacen de forma ilegal. Asegura que “la corrupción ha hecho mucho daño a la figura del empresario que hace que se frene la innovación”.