Los españoles no declaran este tipo de almacenamiento de energía por temor a que el Gobierno apruebe un impuesto que afectaría a la instalación de placas fotovoltaicas en las viviendas. Esta es un arma de doble filo ya que se arriesgan a ser multados hasta con 60 millones de euros.

Este sistema de multas no detiene a los denominados "clandestinos solares". El consumo de energía no se produce muchas veces al mismo tiempo que se genera, por eso es necesario dar salida a esa energía a través de la red eléctrica, o bien a través de baterías para almacenarla.

La segunda opción cada vez esta más cerca de convertirse en una realidad y a un precio asequible para las familias. La empresa norte americana Tesla ha diseñado unas baterías domésticas que podrían comercializarse en cuestión de meses si el Gobierno lo autoriza.

Con esa tecnología el coste estimado de una instalación fotovoltaica rondaría los 8.000 euros, teniendo en cuenta que el gasto medio es de 880 euros por familia, la instalación podría estar amortizada en diez años y producir energía gratuita de por vida.

En el mercado ya existe tecnología que nos permite almacenar energía en grandes cantidades de forma gratuita, como los cargadores solares que incorporan placas solares para cargar los Smartphone.