Los chóferes de coches oficiales están decidido a plantarse, cada vez reciben más multas por saltarse las normas de circulación. Los agentes cada vez hacen menos la vista gorda con ellos, dicen que las sanciones se han multiplicado hasta por diez.

Un total de 200 conductores han denunciado en una carta que sus jefes son quienes les incitan a saltarse las normas y, por ello, piden ayuda porque a menudo deben pagar las sanciones de su bolsillo.

En el texto afirman que "a menudo el usuario del vehículo insta a transgredir las normas en beneficio de la rapidez, comodidad o simple deseo".

Hay casos para el recuerdo, muestra de ello es el chófer de Bárcenas que, pese a no ser oficial, en algunas ocasiones llegó a cometer hasta tres infracciones en unos pocos minutos.

La crisis ha puesto el volumen de coches oficiales en entredicho, una de las más críticas, Ana Botella. Pese a que la alcaldesa de Madrid defendía el uso del transporte público, llegó a utilizar hasta tres vehículos oficiales para sus escoltas para ir a la peluquería. El Intermedio fue testigo de primera mano de ello. 

Además, los chóferes oficiales también han tenido que lidiar con los avisos de patrullas callejeras de vecinos hartos de las infracciones "oficiales".

En este sentido, cabe recordar que los conductores también tienen que sufrir las broncas de sus pasajeros. Para el recuerdo queda la reprimenda del rey a su chófer por no aparcar exactamente donde él quería y la de Celia Villalobos por tener que esperar a la salida del Congreso.