Cuatro años separado de su hija. Es el calvario que sufre desde 2009 Alfredo Márquez. Su mujer, mejicana, enferma de leucemia linfoplástica y deciden que se trate en España, en el Hospital Clinic de Barcelona. Su pequeña, Ximena, viaja con su tía para reunirse con sus padres cuatro meses después. El 2 de enero de 2009, se lleva a su sobrina a México sin el permiso de sus padres.

Una vez allí, la familia materna denuncia al matrimonio por abandono de la niña. Su mujer, recién trasplantada, empeora y muere al sentirse traicionada.

A partir de ese momento, comienza la batalla legal por la custodia en México. Los jueces siempre han dado la razón a Alfredo, que vive en el país azteca, pero los abuelos han recurrido una y otra vez las sentencias. Ahora espera a la definitiva. Asegura que "los juicios eran una pantomima, en los que no paraban de mentir".

Alfredo puede ver a su hija dos días a la semana, dos horas. En este sentido, según la hermana del demandante, la niña está "aleccionada" por sus familiares mexicanos, quienes "confrontan" a la pequeña con su padre, por lo que el hombre atraviesa "un calvario" para conseguir entenderse con su hija. En muchas ocasiones, esas visitas no se cumplen y la niña le rechaza. No le llama papá y nunca la pregunta por su madre.

En España espera también el juicio por la denuncia de secuestro que se presentó hace cuatro años. Este padre sólo tiene un deseo, cumplir la promesa que le hizo a su mujer, vivir con su hija, con Ximena. Pronunciamientos judiciales posteriores a raíz de los recursos de apelación planteados por los abuelos y familiares maternos de la menor han incidido nuevamente en que la custodia debe pasar al padre de la pequeña y que no deben admitirse a trámite nuevos recursos.