Paquito tiene siete años y sufre espina bífida. Su médula espinal no funciona bien y tiene problemas de movilidad. Aun así, el Principado de Asturias le ha retirado el grado de discapacidad, que ha pasado de un 33% al 0%.

Este verano, sus padres fueron a revisar su grado de minusvalía, pero jamás esperaron este nuevo y asombroso resultado. Con la ayuda que percibían por su discapacidad, acudían al logopeda, llevaban al pequeño a rehabilitación y tenían una plaza de inclusión en el colegio.

La Consejería aún no le ha dado ninguna explicación. Los padres declaran que es algo incomprensible porque la enfermedad no tiene ni mejora ni cura. En su día, ya recurrieron la resolución, la cual fue denegada. Ahora han decidido dar un paso más y han presentado una denuncia en los juzgados para anularla.

El pequeño sufre dolores intensos en las piernas, pérdidas de orina y apenas puede sujetar un lápiz. Ahora no tiene derecho ni a rehabilitación ni a logopeda ni a su plaza en un colegio de inclusión.

La madre ha lanzado una recogida de firmas y ya cuenta con más de 135.000, que ha presentado a la Consejería de Asuntos Sociales de Asturias. Además, exigen que sea reconocida como enfermedad crónica, porque con ella nacen y mueren.