Primero hubo fallos en el protocolo, charlas de poco más de media hora a los profesionales. Además es imprescindible que una tercera persona supervise cómo se quitan los trajes, algo que todavía no está claro si se produjo en el caso de Teresa. Fernando Simón: "Yo no puedo asegurarlo sino la hubo al 100%, la hubo cerca del 100%", afirmaba el director de alertas y emergencias de Sanidad.
En tercer lugar Teresa coge vacaciones al día siguiente de limpiar la habitación donde murió García Viejo. El único control que debía hacer era tomarse la fiebre dos veces al día, ninguna exigencia más.
Error número cuatro: el protocolo recoge que la alerta debe activarse a partir de los 38,6 grados de fiebre. Teresa indicó por telefono que tenía fiebre en varias llamadas, según fuentes sindicales, pero como no llegaba a esta temperatura en ningún momento se planteó la opción de un aislamiento preventivo.
El quinto error está en el traslado de Teresa desde su casa al hospital de Alcorcón. Los sanitarios no llevaban ninguna protección a pesar de que ella, según confirma un técnico a laSexta, manifestó que estuvo en contacto con los misioneros. Además, la ambulancia continúa trabajando durante 14 horas y traslada a otros cinco pacientes.
En sexto lugar, Teresa pasa varias horas en urgencias del hospital de Alcorcón hasta que se confirma su contagio y según fuentes sanitarias el personal que la atendió sólo estaba protegido por unos guantes y una mascarilla.
El error número siete es que la paciente se entera a través de su móvil de que tiene ébola, nadie se lo comunica.
El octavo error es la escurridiza rueda de prensa de la ministra Ana Mato.
Y el último error es el de buscar a una única culpable: Teresa.