Fue justo lo que le ocurrió a Manu. "Yo empecé a beber cervezas por la cosa de que ésta ataca menos que otras bebidas, y terminé comprando todos los días 12 o 14 cervezas", confiesa el exalcohólico Manu Añón.

Una cifra alarmante teniendo en cuenta que tomar 5 cañas o copas de vino ya es considerado como muy perjudicial para el organismo. Es la misma cantidad de alcohol que tomar 2 cubatas.

"La gente joven ahora es increíble, salen para ponerse, con perdón, hasta el culo", asegura un hombre no tan joven. A la pregunta de cuánto sueles beber una noche de fiesta, un joven contesta de forma reveladora: "Media botella de ginebra quizás, de la barata".

Otro falso mito: no beber habitualmente pero hacerlo en exceso un día en concreto también puede crear dependencia. "Yo he llegado a mezclar cola con alcohol de quemar", cuenta un antiguo alcohólico.

A pesar de que genera depresión y ansiedad, con la crisis se ha disparado el consumo. "Las mujeres también beben, salen y se toman una copita, se toman un vino, o más de uno o más de dos o tres, a muy corto plazo genera estado del bienestar", alerta la educadora social Susana Martínez.

Sin embargo, para los expertos el perfil más común sigue siendo el de un hombre entre los 30 y los 50 años, de cualquier clase social. Los hay que se emborrachan con un vino de mesa, y otros con un carísimo reserva, pero todos sufren la misma enfermedad.