Un grupo de jóvenes intentaron hacerse con el botín del cajero de la sucursal utilizando una mezcla explosiva: gas acetileno y oxígeno que introdujeron por las rendijas del cajero, luego prendieron la mecha e hicieron estallar la máquina, pero se les fue de las manos.

En lugar de abrir el cajero y acceder al dinero, los ladrones hicieron estallar todo el local, y destruyeron todo el dinero acumulado en la máquina.

Los expertos creen que la mecha no llegó a prender, el gas mezclado se acumuló y  una simple chispa de la maquinaria bastó para que se produjese la explosión.

Este método se ha vuelto muy común entre los ladrones, y así han atracado sucursales en Barcelona, Valladolid y Galicia.

Después de un día de trabajo intenso, la oficina bancaria vuelve a estar operativa. Un nuevo cajero ocupa el lugar que el destrozado por los ladrones.

Se sabe que los culpables  huyeron a toda prisa por la carretera A-5 pero de momento no han sido detenidos.