Con la nueva ley de tráfico y seguridad vial, las sanciones por consumo de alcohol se duplican. A partir de 0,25 miligramos de alcohol en sangre la multa pasa de 500 a 1.000 euros.

La misma cantidad que deberán pagar los conductores a los que se detecte presencia de drogas en el organismo. La medida aprobada el viernes en Consejo de Ministros ya ha producido los primeros desencuentros entre víctimas y conductores.

Ellos lo ven como una simple medida recaudatoria. De hecho, denuncian que en los últimos tres años el importe de las multas ha aumentado un 30%. Sin embargo, dicen que no ha servido para disuadir a la hora de beber al volante.

Aquéllos que no tengan coche, atentos porque cuidado al dar positivo al circular sobre dos piernas. Los peatones que cometan infracciones, también deberán someterse ahora a una prueba de alcoholemia.

Son los puntos calientes de un anteproyecto que entrará en vigor a principios de 2014 y en el que, entre otras medidas, se prohíbe los detectores de radares y se pone temporalmente fin al conflicto por el casco de los ciclistas. Solo estarán obligados a llevarlo los menores de edad.

La posibilidad de ampliar a 130 el límite de velocidad queda de momento sobre la mesa ante la expectativa de conductores y víctimas cuyas posiciones al respecto también parecen dificiles de reconciliar.