Isabel acudía al Juzgado para someter a sus hijos a un examen psicológico. Una vez allí, las autoridades han entregado a los niños a su padre. "Isabel se ha sentido engañada. A ella le dijeron que trajera a los niños para practicarles una prueba pericial", han explicado los testigos. Un examen que confirma el auto dictado por el Juzgado de primera Instancia. Ella no sabía que iba a ocurrir al llevar a los niños, aunque la juez si parecía saber lo que iba a suceder.

La juez ha desestimado la petición de ejecución de sentencia y le ha devuelto los niños a su padre por la fuerza. Medio centenar de guardias civiles estaban preparados para proteger al furgón en el que los niños iban a viajar.

Isabel se siente engañada. Sus abogados coinciden en que ha sido una práctica muy poco habitual. Tenían que haberle informado de que la razón de presenciarse en el Juzgado era para llevar a cabo el fallo judicial de entregar a los menores.

Los expertos confirman que la fuerza tenía que haber sido el último recurso, aun cuando se esté cumpliendo la ley. Subrayan que el engaño puede añadir más tensión a unos niños que ya han sufrido varias crisis de ansiedad. Hoy, se han vuelto a ver obligados a vivir una situación impropia para su edad.