Vestidos con monos blancos y cubos, listos para limpiar las playas, las imágenes nos recuerdan inevitablemente al Prestige. "No se ha aprendido la lección y no se han tomado todas las medidas preventivas que se tenían que haber tomado", explica Juan Carlos Atienza, director de conservación de SEO/Birdlife.
Mismas imágenes y mismos errores. "Estamos ciegos de información en estos momentos", afirmaba el presidente de Canarias, Paulino Rivero. Tan ciegos, que aunque las galletas de fuel llegaban a la costa canaria, a poco más de 20 kilómetros de donde se hundió el pesquero ruso, hace dos días todavía se ponía en duda su procedencia.
"No tenemos evidencias de que los restos procedan del barco hundido", explicaba la ministra de Fomento, Ana Pastor. Para los ecologistas, la historia de este buque ha sido un cúmulo de malas decisiones, desde que se intentó extinguir su incendio en el puerto, hasta que se le remolcó hasta la costa de Gran Canaria, donde acabó explotando y hundiéndose tres días después cerca de zonas protegidas.
"Hemos hecho lo mejor para el medio ambiente", contaba Pedro Mederos, capitán marítimo de Las Palmas. Los expertos siempre lo han advertido: "el barco estaba condenado a morir si se le sacaba de puerto", afirmaba Julio Louro, profesor de la Escuela de Náutica de la Universidad de la Coruña.
Pero el Gobierno insistía en que la mancha se alejaba y que el turismo nunca lo iba a notar. "Por cómo va la evolución del sector estaremos incluso por encima de la cifra record que ya tuvimos en 2014", aseguraba Soria, el ministro de Industria, Energía y Turismo.
"Se está produciendo cada vez un mayor alejamiento hacia el océano", informa Julio Gómez-Pomar, Secreatrio de Estado de Infraestructuras, Transporte y Viviendas. La realidad muestra todo lo contrario. El fuel ya ha llegado a las playas mientras Fomento intenta ahora sellar las fugas del buque ruso para frenar el vertido.
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