Miembros de los equipos de emergencia han comprobado en dos de los vagones del tren que ha descarrilado en Santiago, que no hay más víctimas en su interior.

La tragedia tuvo lugar poco antes de las nueve de la noche de la víspera de Santiago, cuando un tren que cubría el trayecto Madrid-Ferrol descarriló en un tramo de vía de alta velocidad en Compostela. En el accidente han muerto 77 personas y otras 130 han resultado heridos.

Durante toda la noche, un dispositivo integrado por unas 200 personas, ayudadas de dos enormes grúas, ha logrado elevar dos de los vagones más afectados en el accidente, que iban en la cola del convoy, y subirlos a una carretera ubicada a más de cinco metro de altura respecto a la vía, a donde fue a parar también en el accidente un tercer vagón.

Una decena de bomberos han entrado en los vagones y han comprobado que no quedan más personas en su interior tras retirar los asientos y otros objetos del tren. Uno de los vagones parece ser la cafetería, completamente destozada y echa un amasijo de hierros.

La primera luz del día ha dejado al descubierto en la zona del accidente un paisaje de vías sobre las que quedan mantas, maletas y otros objetos personales que salieron despedidos.

Entretanto, los familiares de las víctimas permanecen congregadas en el edificio cerca de Santiago. Fuentes de los equipos de asistencia han informado de que, en una primera fase, a los familiares de los heridos sólo se les informará cuando se les tenga totalmente identificados y estén conscientes.

En el edificio multiusos del SAR de Compostela, que se ha convertido en un tanatorio con los cadáveres de los 77 muertos del accidente, está a punto de comenzar el operativo para la identificación de las víctimas.

Según los responsables de este trabajo, inicialmente se trasladarán cuatro cadáveres hasta el hospital para realizar las autopsias, por lo que la labor de identificación puede ser muy larga.