Estos robos seguían siempre un mismo patrón: un hombre entraba a primera hora de la mañana en la sucursal que habían escogido y, exhibiendo un arma de fuego, amenazaba a los trabajadores y les obligaba a que le entregaran todo el dinero que tuvieran a su alcance.

Para no ser reconocido llevaba gafas de sol y una capucha puesta y en los cinco primeros hechos el atracador actuó solo, pero en el último se ayudó de un cómplice.
Los investigadores pudieron identificar a los dos atracadores y el pasado 23 de enero los detuvieron e hicieron una entrada y registro en sus domicilios, donde encontraron, entre otros objetos, la ropa con la que habrían perpetrado los atracos y una de las pistolas utilizadas. Tras declarar en sede judicial, el juez decretó el ingreso en prisión de ambos detenidos.