Uno de ellos era extrabajador de banca y conocía a la perfección los sistemas para la concesión de créditos. Los detenidos están acusados de haber estafado más de 600.000 euros a distintos bancos, entre octubre de 2015 y abril de 2016, de forma simultánea para evitar que las entidades financieras pudieran alertarse entre ellas del fraude.
En su investigación, iniciada a finales del año 2016, los Mossos d'Esquadra han descubierto que los detenidos seleccionaban empresas ya constituidas, sin actividad pero con cierta antigüedad, y contactaban con el administrador para adquirirlas, con lo que llegaron a comprar cinco compañías. La red buscaba posteriormente a personas con necesidades económicas y, a cambio de un sueldo, les pedían que ejercieran como testaferros de administradores de las empresas.
Utilizando sus conocimientos como extrabajador de la banca, el cabecilla del grupo se presentaba en las entidades financieras, haciéndose pasar por director financiero de la empresa, y se ganaba la confianza de los directores de oficina hasta conseguir que le facilitaran líneas de crédito para su compañía. Tras una temporada haciendo movimientos de dinero y usando tarjetas corporativas con el fin de aparentar una actividad real, los testaferros de las empresas retiraban en metálico el dinero obtenido mediante las líneas de crédito, que de esa forma nunca eran devueltos a la entidad bancaria.
Los tres detenidos, dos de ellos hermanos, se encuentran en libertad provisional, mientras el cerebro de la trama no ha podido ser localizado ya que todo apunta a que está fugado en algún país de América del Sur. Los Mossos d'Esquadra mantienen abierta su investigación para detener a otras dos personas presuntamente implicadas en las estafas bancarias.