La joven, que estudiaba en un colegio de Valencia, estuvo en octubre en un centro de menores por un robo que asegura que no cometió. El 11 de diciembre salió de casa con su bici y 15 euros en el bolsillo. Desde entonces, la familia ha movido cielo y tierra para encontrarla.
Kristina es delgada, de baja estatura, pelo largo y castaño, tiene un piercing en la boca, y habla perfectamente español y valenciano.