Los datos registrados por la AEMA estiman que la exposición a los otros principales contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO2) y el ozono troposférico (O3) causó alrededor de 75.000 y 17.000 muertes prematuras, respectivamente.
El 87 % de la población urbana estuvo expuesta a concentraciones de partículas al aire libre con un tamaño inferior a 2,5 micras (PM2,5) que excedían los valores fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque esa cifra se reduce al 9 % atendiendo a los estándares que marca la UE.
Seguir las recomendaciones de la OMS implicaría reducir en un tercio las concentraciones de PM2,5, lo que ahorraría 145.000 vidas, destaca el informe de este organismo con sede en Copenhague.
La exposición al ozono en las ciudades continúa a niveles muy altos -el 98 % de la población urbana de la UE supera los límites de la OMS-, e igualmente en el caso de las áreas rurales, donde el 86 % de las zonas agrícolas excedieron el objetivo marcado.
En el caso del dióxido de nitrógeno, que afecta directamente al sistema respiratorio y contribuye además a la formación de PM y O3, el 9 % de la población urbana estuvo expuesta a concentraciones superiores a los estándares de la OMS y la UE. Los contaminantes del aire tienen también un impacto "especialmente dañino" en la vida vegetal y en los ecosistemas que está "ampliamente extendido" por Europa, advierte la AEMA.
"A pesar de las mejoras sostenidas en las décadas recientes, la polución atmosférica sigue afectando a la salud general de los europeos, reduciendo su calidad y esperanza de vida", señaló en un comunicado el director ejecutivo de la AEMA, Hans Bruyninckx. Bruyninckx recordó también que los contaminantes tienen un impacto económico "considerable", aumentando los costes médicos y reduciendo la productividad al causar bajas laborales.