Así se han pronunciado después de que el conseller de Interior de la Generalitat, Ramon Espadaler, haya explicado que el departamento estudiará la posibilidad de incorporarlas en algunas unidades de los Mossos d'Esquadra para casos específicos como las detenciones con resistencia.

El portavoz del SME-CC.OO. Antoni Castejón ha afirmado que son "absolutamente imprescindibles" para casos de personas excitadas, bajo efectos del alcohol o las drogas, que son violentos, para evitar el cuerpo a cuerpo y minimizar las consecuencias para policías y detenidos.

Según Castejón, es un arma que permite reducir a una persona sin necesidad de un alto número de agentes, lo que evitaría actuaciones como la del vecino del Raval Juan Andrés Benítez, que murió tras ser reducido, y se trataría de que al menos en cada turno hubiera una para casos excepcionales. Desde el SAP-UGT, Valentín Anadón ha reafirmado que su sindicato "apuesta decididamente" por estas armas no letales porque no puede ser que los Mossos no tengan ninguna herramienta entre la porra y las armas de fuego.

Ha asegurado que sirve para inmovilizar a la persona pero no tiene ningún riesgo para el sistema cardiaco, y ha reclamado a Interior que haga una prueba piloto y estudie posteriormente en qué situaciones deben usarse y quién las puede llevar. Según Anadón, la Taser hubiera permitido "evitar" las consecuencias de algunas de las últimas reducciones de los Mossos y algunos incidentes recientes como el agente herido en Blanes en una conducción de un enfermo mental.

El portavoz del SPC David Miquel ha celebrado que el conseller se plantee incorporar estas pistolas porque así "los Mossos no solo serán pioneros por retirar las pelotas de goma, sino también por incorporar este nuevo armamento". Ha destacado que "es un arma más antes del uso del arma de fuego en casos extremos", y su único riesgo es que cuando se aplica la persona pierde la fuerza en las extremidades y cae al suelo.

Andreu Soler, responsable de la armería que las comercializa en España, ha explicado que la Taser funciona aplicando impulsos eléctricos al sistema motor y tensa la musculatura externa, de manera que al contraer los músculos la persona cae desplomada.

Según sus explicaciones, este sistema, que se utiliza en países como Francia y Reino Unido, y en policías locales españolas, consigue tomar el control de la musculatura de la persona durante unos segundos para facilitar su reducción, y su coste es de unos 1.600 euros. Además, tiene una memoria que graba el día, la hora y el tiempo de duración de la intervención, registrando la actuación "con precisión" y permite incorporar de forma opcional una cámara.