Sabedores de lo singular del momento, las pregunta a Artur Mas era evidente. ¿Se ve dentro de poco como jefe de Estado en visita oficial? Pero Artur Mas se mostraba cauto y despejaba fuera: "Vengo en son de paz". Frente a su semblante jovial se encontraba el gesto anormalmente serio de su majestad.

El president intenta arañar una sonrisa, pero no es el día, y se encierran a parlamentar. El cónclave ha durado una hora y media, menos que en otras ocasiones con otros presidentes autonómicos.

Mas y el rey no se veían desde el llamamiento del rey a "una convivencia democrática, basada en la libertad, el civismo y el respeto". Pedía el rey respeto y el fin de los enfrentamientos, justo un mes después del desaire de la pitada. La sonrisa incontenible de Mas era la constatación de que algo había girado.

Lejos queda ya el acercamiento de las pasadas Navidades. Un problema el catalán cada vez más enquistado, que separa los caminos de Felipe VI y Artur Mas.