Mariano Rajoy ha pisado el barro, como le pidió Pedro Sánchez. Ha comprobado in situ los efectos de la crecida, aún muy evidentes. Los animos de los vecinos estaban muy caldeados: "la culpa la tienen los políticos. El río se debía haber limpiado hace tiempo. Es vergonzoso", le decía uno de los vecinos.

También ha tenido que escuchar las quejas de los alcaldes de la ribera del Ebro, que se mostraban muy enfadados. "Todos vienen a hacerse la foto, pero nos han dejado abandonados. Si no se limpia, iré a la cárcel, me voy a meter al río", decía el alcalde de Villafranca de Ebro.

Rajoy ha explicado las ayudas que ha aprobado el gobierno en Consejo de Ministros. De 100 millones de euros en ayuda para temporal, 25 estiman irán a daños por la crecida del Ebro. Un real decreto, abierto, porque los daños aún no se pueden evaluar.

En Zaragoza, hay viviendas que continúan sin luz ni calefacción. Se vigilan las motas y continúan las tareas de achique en pueblos como Pina de Ebro, Pradilla, Gelsa y Boquiñeni. Aquí además siguen sin agua corriente, se está limpiando la red de tuberías de hidrocarburos.

El gobierno aragonés centra sus esfuerzos en retirar los animales que han muerto con la crecida. Tienen previsto recoger 5.000. Y en helicóptero se está llevando comida a 1700 cabezas de ganado en Remolinos y Novillas.

El lunes el gobierno de Aragón también aprobará su paquete de ayudas. Su objetivo, se comprometen,  que todos los afectados recuperen el 100% del patrimonio perdido