No se conoce aún ningún aviso de las autoridades sanitarias sobre el riesgo de participar en una campaña electoral, pero tal vez deberían empezar a estudiarlo, porque, según confiesan los propios candidatos, supone dormir poco, comer mal y relegar el deporte y la lectura. 

La familia se resiente también, aunque los aspirantes a presidir las 13 comunidades autónomas que celebran elecciones el 24 de mayo hacen lo posible por dedicar un rato a los suyos cada día, ya sea para cenar o, cuando menos, para llevar a los niños al colegio. Pero si uno dedica 14 ó 15 horas al día a persuadir a los ciudadanos de que deben votarle, la hora de la comida a preparar un mitin y la madrugada a cerrar la agenda del día siguiente, es complicado practicar aquello del "mens sana in corpore sano".

Los candidatos asumen que van a dormir entre cuatro y seis horas, aunque hay excepciones, como el presidente de La Rioja, Pedro Sanz, quien no renuncia a sus siete horas de sueño; su compañero valenciano, Alberto Fabra, que intenta llegar a ocho, o la socialista canaria Patricia Hernández, quien hace campaña embarazada de siete meses y se esfuerza por dormir todo lo que puede y cuidar un poco la alimentación. 

Su compañero castellanomanchego Emiliano García-Page, que nunca ha dormido bien, ha descubierto que los baños de agua caliente a última hora le ayudan a relajarse, como al presidente extremeño, José Antonio Monago, le pasa cuando escucha a Enya, Nina Simone o Rod Stewart.

Monago, al contrario que otros 'mitineros', no ha renunciado a correr a primera hora, mientras Ximo Puig, candidato socialista a la Generalitat valenciana, pasea al alba por el antiguo cauce del Turia, Luisa Fernanda Rudi por Zaragoza o Australia Navarro, aspirante del PP al Gobierno canario, lo hace a última hora del día en la playa de Las Canteras. 

Los hay que cuidan su alimentación, como Rudi o su rival por la Presidencia de Aragón Pablo Echenique, que también es de los que duermen entre siete u ocho horas y, además, saca tiempo para ver algún episodio de Juego de Tronos, serie de cabecera entre los miembros de Podemos. 

A Esperanza Aguirre le va más The good wife y, aunque parezca que siempre está en la tele, tiene tiempo no sólo para ver esa serie, sino también para hacer algo de compra -pescado para cenar, escarpias para colgar algún cuadro, jamón de york y fruta- entre acto y acto. Igual de hiperactivo parece su rival Antonio Miguel Carmona, a quien dormir poco y comer a deshoras le ha costado ya echarse algún kilo encima, pero al menos puede estar orgulloso de no haber vuelto a fumar.