Fernando Molina, que no se presentará a la reelección en mayo de 2015 y que delegó por un decreto la alcaldía en el primer teniente de alcalde, Pascual Martínez, no asiste a plenos ni a juntas de gobierno desde el verano, lo que ha generado multitud de quejas y peticiones de dimisión de los grupos de la oposición.

El regidor ha subrayado que "en absoluto" hay desgobierno en Abanilla, ha criticado la forma en que se ha malinterpretado su situación personal y ha dicho que han sacado a la luz su ausencia del Consistorio porque "en 28 años de trayectoria, sin haber cobrado ni un euro en dietas, no tienen qué criticar".

Molina acudió el 9 de septiembre pasado a su médico de atención primaria del centro de salud de Abanilla aquejado de una subida de tensión arterial y de problemas de "nerviosismo, ansiedad y estrés", lo que llevó al facultativo a emitir un parte con la prescripción: "Por motivos de salud, no debe llevar ninguna carga de tipo político durante al menos dos meses".

El alcalde ha asegurado que se encuentra mucho mejor y que volverá al Ayuntamiento en breves fechas, y ha insistido en que era la primera vez, en casi treinta años de alcalde, que atravesaba por un estado ansioso de ese tipo. "Ser alcalde de un pueblo pequeño te obliga a estar 24 horas pendiente de absolutamente todo", ha explicado el regidor, que antes de su llegada al Ayuntamiento ya era director de un colegio público, en el que también trabaja su esposa.

El municipio de Abanilla, con una superficie de 234 kilómetros cuadrados y una población de unos 6.500 habitantes, se encuentra entre los términos murcianos de Jumilla y Fortuna y los alicantinos de Pinoso, La Algueña y Orihuela.