El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha señalado que "hasta que los viejos partidos se regeneren, no vamos a formar gobierno con ellos". Pero sí a entablar un diálogo, porque "si no negociamos con los que tienen corrupción, ¿con quién negociamos si todos tienen?".
En un acto electoral en Compostela, donde ha arropado a la candidata a la Presidencia de la Xunta, Cristina Losada, el líder de C's ha recordado que las prácticas corruptas no van aparejadas a la actividad política española. Asegura que no es una "plaga bíblica", y por ello no hay que ampararlas, "mirar hacia otro lado" o "desaparecer del mapa tres días".
Tampoco quedarse de "comentaristas de la actualidad", como a su juicio hace Podemos, con su máximo representante, Pablo Iglesias, "comentando los pactos de los demás". "Estamos en un tiempo de cambio, pero también de diálogo", en el que conviene "implicarnos y ponernos a trabajar" y tener "cintura para hablar con los que piensan distinto", afirma Rivera.
"A mí me gustaría ganar las elecciones y no tener que contar y pactar con partidos que no limpian la corrupción o que les cuesta tanto entrar en ese camino. Pero de momento, hay que respetar que los españoles le han dado la victoria al PP, y seguramente en Galicia se la van a dar", asegura el líder de la formación naranja.
"Los ciudadanos nos han votado para eso, para echar a los corruptos", ha subrayado Albert Rivera en la Plaza de Platerías. "Es mentira que la corrupción sea algo intrínseco a la política, es mentira que todos los ciudadanos quieren robar", afirma.
Es por eso que Ciudadanos, ha defendido, no demanda en las negociaciones de un gobierno direcciones generales, asesores políticos o cargos de confianza, pero sí que se cumpla el pacto anticorrupción. Si se hace, "sin duda, en un país democrático normal, podremos compartir espacio público, gobiernos y ciudadanos", ha apostillado.
Pero ha incidido en que el jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, ha perdido "la oportunidad de oro de enmendar lo que ha hecho en los últimos años" por la manera en la que ha resuelto el caso de Rita Barberá. El líder nacional del PP tenía dos opciones, "o salir a dar la cara y decirle a la señorita Barberá que devuelva el escaño de senadora, o callarse y decir que no tiene autoridad", que es lo que ha hecho.