De momento, 40 de los casi mil trabajadores de la inmobiliaria Rapid Realty ya tienen grabado el logotipo de la empresa para toda la vida.
"Mi mujer estaba un poco preocupada y le dije: esta es la mejor forma de comprometerme con la empresa", afirma uno de los trabajadores.
A cambio, su jefe les sube el sueldo un 15%. Aunque el tamaño y el lugar dan igual, la mayoría se ha decantado por el brazo. Para uno de los empleados, un recordatorio diario sobre su labor en la empresa: "cada mañana cuando me despierte lo voy a mirar y voy a pensar: esto es lo que estoy haciendo".
Todo empezó cuando a uno de los trabajadores se le ocurrió hacerse uno y se lo enseñó al jefe. Ahora el dueño está encantado: posa con los tatuajes, acompaña a los empleados a hacérselos y luego incluso les entrevista. Eso sí, el jefe todavía no ha pasado por la aguja y algunos se arrepienten sin haberlo siquiera estrenado,"creo que me voy a odiar a mi mismo si alguna vez dejo la compañía".