Rusia cree que el derribo de su avión fue una provocación planeada, y por ello ha decidido incrementar su presencia militar en la frontera entre Siria y Turquía, desplegando un avanzado sistema de defensa antiaérea a sólo 30 kilómetros de la frontera turca. Turquía intenta rebajar la tensión pero insiste en que no se quedarán inmóviles si amenazan su seguridad.