Fue a contar las limosnas del día y descubrió que tenía un anillo de diamantes. Este mendigo de Kansas se acercó a una joyería para ver si la piedra era auténtica. Y el que se quedó de piedra fue él.
Pero pensó que seguramente había alguien muy preocupado por haberlo perdido y decidió guardarlo. No se equivocaba: a Sarah se le había caído por error al ir a darle unas monedas. Era su anillo de compromiso.
Cuando apareció dos días después preguntando por él, Billy, que vivía debajo de un puente, se lo devolvió.
Billy ha ganado una amiga y mucho más. Sarah y su marido decidieron abrir una cuenta para recaudar fondos para el honrado vagabundo y han conseguido casi 150.000 euros. Ahora él tiene su propia casa y un trabajo. Lo único que le faltaba era su familia, con la que había perdido el contacto hace 16 años.
Pero como su historia no paraba de salir en las noticias, hasta que de tanto aparecer en televisión, su hermana le reconoció. Para él esta es la mejor recompensa que podría haberse imaginado.