26 nombres en una valla que es casi un altar en recuerdo de las víctimas de la masacre del colegio de Connecticut. Justo un mes después, el presidente Obama, acompañado por un grupo de niños, ha presentado presenta lo que ha estado luchando su brazo derecho, el vicepresidente Biden: 23 recomendaciones para cambiar un derecho, el de tener armas, amparado por la propia Constitución.

Se exigirá que al comprar una se comprueben siempre los antecedentes. Además, se quiere restringir la venta de las armas de asalto y también de cargadores con más de diez balas.

Frente a la Casa Blanca, una batería de oponentes. Primero desde los pasillos del Congreso, donde la oposición republicana promete tumbarlo todo. Quizás por eso, el Estado de Nueva York se ha blindado y ha aprobado una de las leyes de armas más rectrictivas.

Desde fuera, la NRA, la todopoderosa Asociación Nacional del Rifle, que roza ya los cuatro millones y medio de socios y asegura que no descarta lanzar juegos, para que los niños a partir de cuatro años se familiaricen con su mundo.

Una fascinación que hizo que en un barrio de Virginia, un pequeño de esa edad matara a su padre cuando jugaba con su pistola. Y mientras en California canjean tantas armas que se han quedado sin dinero para los vales, hay personas, como un shériff, que ya se ha declarado "insumiso" ante cualquier control.