Francine Wheeler, cuyo hijo Ben, de 6 años, fue una de las 26 víctimas mortales del tiroteo del pasado 14 de diciembre en la escuela Sandy Hook de Newtown, ocupó el lugar de Obama en el tradicional mensaje presidencial de los sábados para instar a actuar al Senado. "Les pido que nos ayuden a hacer algo antes de que nuestra tragedia se convierta en su tragedia", señaló.

Wheeler es uno de los once familiares de víctimas de Newtown que viajaron el pasado lunes con Obama a Washington para mantener reuniones en el Senado, que tres días después votó a favor de comenzar el debate sobre una legislación que aumente el control de las armas.

"Tenemos que convencer al Senado de que llegue a un acuerdo y apruebe reformas de sentido común sobre una mayor responsabilidad con las armas, que harán más seguras a nuestras comunidades y que impedirán más tragedias como la que nunca pensamos que nos ocurriría a nosotros", indicó la madre. "Esto es sólo el comienzo", añadió, en referencia al inicio del debate en la Cámara Alta.

"Aún no han aprobado ningún proyecto de ley que ayude a que las armas no lleguen a manos de gente peligrosa, y hay mucha gente luchando para cerciorarse de que eso sea así", agregó. "El momento de actuar es ahora", subrayó Wheeler, que ha escuchado a muchos decir "que la avalancha de angustia" que EEUU sintió el 14 de diciembre en Newton "ha disminuido".

"Pero para nosotros no es así. A nosotros nos parece que sucedió ayer", aseguró, antes de agregar: "en los cuatro meses desde que perdimos a nuestros seres queridos, miles de otros estadounidenses han muerto por el disparo de una pistola".

La madre de Ben, que tiene otro hijo, Nate, de 10 años, recordó la "inagotable energía" que tenía su hijo menor, "la forma en que disfrutaba la diversión y su entusiasmo por las maravillas de la vida". "A veces siento que la presencia de Ben me llena de valor para lo que tengo que hacer, por él y por todos los demás que nos arrebatan de manera tan violenta y demasiado pronto", subrayó.