Más de mil refugiados permanecen en la frontera de Serbia con Hungría a la espera de que las autoridades húngaras les abran un paso, a pesar de haber sellado la delimitación, mientras crece la incertidumbre en Belgrado sobre la evolución de esta crisis migratoria. El ministro serbio de Trabajo, Aleksandar Vulin, dice que la situación se está volviendo complicada y acusó a Hungría de haber cerrado el paso sin aviso previo a los órganos serbios.