La formación liderada por Arlene Foster obtuvo 28 de los 90 escaños en juego, mientras que el Sinn Féin de Michelle O'Neill logró 27, resultados que les afianzan como los principales representantes de sus comunidades y les obligan a negociar en tres semanas la formación de un Ejecutivo de poder compartido.

Les siguieron el nacionalista Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), con 12, y el Partido Unionista del Ulster (UUP), con 10, lo que ha provocado que, por primera vez en la provincia, las fuerzas protestantes han perdido su simbólica mayoría en la Asamblea autónoma. Con este vuelco histórico en la política de la provincia británica, el DUP se queda por debajo de los 30 escaños que le han asegurado hasta ahora el derecho a veto en la Asamblea y que ha generado tensiones con el Sinn Féin por su oposición a cuestiones sociales como el matrimonio homosexual, el aborto o la política lingüística.

"Creo que es un gran día para la igualdad, es un gran día para la democracia", declaró la nueva líder del Sinn Féin, Michelle O'Neill, tras sus primeros comicios al frente del partido.

Sin embargo, Foster podría ser ahora cuestionada ya que los resultados avalan la posición de los nacionalistas respecto a su incapacidad para encabezar el próximo Ejecutivo hasta que se aclare su implicación en un caso de corrupción en la política de energías renovables del Gobierno saliente.