El Gobierno japonés planea proveer fondos para que la operadora de la accidentada central nuclear de Fukushima pueda contener las fugas, cada vez mayores, de agua radiactiva al mar y al entorno de la planta. Además, ha confirmado que vierte cerca de 300 toneladas diarias de agua radiactiva al mar.
El Ministerio de Economía, Comercio e Industria realizará una solicitud para obtener fondos del presupuesto del próximo ejercicio fiscal de cara a ayudar a financiar un proceso que consiste en congelar la tierra alrededor del recinto para bloquear la salida del agua.
Aunque TEPCO ha recibido cerca de 3 billones de yenes, unos 23.200 millones de euros, de dinero público para cubrir costes de desmantelamiento de la central o indemnización a afectados, sería la primera vez que recibe fondos estatales para labores que impliquen contener fugas radiactivas en la central.
Además, el ministro portavoz Yoshihide Suga ha explicado en rueda de prensa que el primer ministro, Shinzo Abe, ordenará al Ministerio de Comercio e Industria que se implique de manera directa en la situación que vive actualmente Fukushima.
El pasado 23 de julio TEPCO reconoció, por primera vez desde que se decretara la crisis nuclear a raíz del terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011, la filtración al mar de este agua subterránea. Actualmente, la principal preocupación en las labores para desmantelar la central es la acumulación del agua contaminada en el subsuelo de los edificios que albergan los reactores, y que se incrementa a diario por la filtración del agua subterránea. Ante la situación, TEPCO ha construido unas barreras subterráneas en los sótanos y ha comenzado a principios de esta semana a bombear y almacenar agua en tanques contenedores.
En el recinto ya existen unos 1.000 contenedores para almacenar este líquido, parte de la cual se utiliza, una vez retirada la sal y las partículas radiactivas, para enfriar los reactores. Sin embargo, estos contenedores ya se encuentran cerca de su capacidad límite, por lo que el procedimiento de crear muros protectores mediante un proceso de congelación del suelo circundante se antoja como la medida más efectiva en este momento. Este procedimiento requiere de un enorme despliegue técnico y un coste que puede suponer varias decenas de millones de euros