Está a punto de cumplirse el primer año de reinado de Carlos III, una docena de meses en los que las preocupaciones se le acumulan. Tiene 75 años, le han diagnosticado un cáncer, ha tenido que lidiar con serios problemas familiares que no se acaban de resolver y en lo económico tiene al país en horas bajas, por no hablar de la polémica política migratoria que expulsará a millares de solicitantes de asilo a Ruanda. En definitiva, un aniversario complicado.
Parece que fue ayer cuando Carlos III se convertía en Rey tras la muerte de su madre Isabel II, pero este próximo lunes hará un año de sus coronación. Un periodo movidito, y de sin sabores. Su reinado arrancó muy en positivo con viajes oficiales como los de Francia. Lo cual fue considerado como un triunfo diplomático, puesto que logró suavizar las ajadas relaciones tras el Brexit. También se trasladó a Kenia, donde intentó reconciliar en cierta manera el pasado colonial.
Carlos, casi siempre acompañado de su amada esposa y reina consorte Camilla, también se volcaba en causas sociales como los bancos de alimentos. En uno de ellos celebró su 75 cumpleaños. Pero en febrero, el rumbo se torcía al conocerse que padecía serios problemas de salud. Así lo contaba la BBC: "Noticia de última hora desde el Palacio de Buckingham: el Rey Carlos III tiene cáncer". "Toda la vida esperando para reinar y al poco... ¡zas!", fue la reflexión más repetida en aquel entonces.
Lo hizo público y se le ha podido ver entrar y salir del hospital, recuperarse en la campiña junto a su mujer, la cual tampoco ocultó su baja por agotamiento al encargarse de la agenda ella sola. A Carlos III también se le ha visto en actos puntuales, cumpliendo con sus obligaciones reales. El profesor de Relaciones Internacionales, Pedro Rodríguez, ha asegurado este viernes en Al Rojo Vivo que "prometió modernizar la monarquía y este es un acto en esa línea: la transparencia como mejor medicina".
De hecho, su transparencia ha tenido mucho que ver en que la mayoría de los británicos sigan apoyando la monarquía, según una encuesta de la BBC un 62% de la población está a favor de la monarquía, frente a un 26% que asegura estar en contra. Durante este tiempo además también se ha podido conocer que la enfermedad ha servido para que hubiera un acercamiento con su hijo Harry, autoexiliado desde el 'Megxit'.
Ha sido un episodio poco transparente , precisamente, el que ha amenazado con hacer descarrillar el tren de los Windsor: el 'fake Kate gate'. Unas fotos manipuladas y unos herederos, príncipes Guillermo y Kate, empecinados en el silencio durante varios meses, tras los que se supo que detrás había otro cáncer. Una familia real con mala suerte, pero que ha vuelto a contar con la empatía de sus súbditos. Ya saben, las desgracias unen mucho.