Aunque la identidad de las menores no ha trascendido sí se han confirmado que se trata de dos adolescentes que, en el momento del crimen, tenían 13 y 14 años. Las niñas acudieron a la casa de Angela Wrightson, una alcohólica de 39 años a la que torturaron hasta la muerte.

Quienes conocían a Wrightson aseguran que se trataba de una buena persona que solía invitar a su casa a cualquier persona para no sentirse tan sola. Un televisor, unas palas, una mesa y una impresora fueron algunos de los objetos de los que las menores se sirvieron para torturar durante siete horas a Angela, provocándole más de cien heridas mortales.

Sin mostrar la más mínima preocupación por si Wrightson seguía con vida las jóvenes tan solo detuvieron su tortura para fotografiarse junto a su víctima y enviar las imágenes a sus amigos a través de la conocida red social Snapchat.

Tras el brutal asesinato, las menores llamaron a la policía y una vez en el coche patrulla no dudaron en tomarse otra fotografía para difundirla. El cuerpo sin vida de Angela fue encontrado semi desnudo, llena de gravilla y ensangrentado por la brutalidad de los golpes. El juez Globe manifestó que "fue un ataque que incluye muchos niveles de degradación".

El agente Peter McPhillips aseguró que en sus 25 años de servicio "nunca había visto un asesinato tan brutal cometido por dos niñas". Las dos menores, de 15 años en la actualidad, enfrentan se enfrentan a "penas de cárcel de por vida", según el juez Globe encargado del caso.