El líder del centroizquierda italiano, Pier Luigi Bersani, fracasó en su intento de buscar apoyos para la investidura de su Gobierno en Italia, por lo que todas las incógnitas sobre el futuro Ejecutivo siguen abiertas más de un mes después de las elecciones generales.
En una reunión con el presidente de la República, Giorgio Napolitano, que el pasado viernes le encargó la tarea de verificar si contaba con los números para formar un nuevo Ejecutivo, Bersani le comunicó que la ronda de consultas mantenida con las formaciones políticas había concluido sin un resultado "resolutivo".
Ante esta situación, Napolitano se encargará ahora de "tantear sin demora distintas iniciativas que permitan desarrollar el cuadro institucional" italiano y, por ello, el viernes llevará a cabo una nueva ronda de consultas con las principales fuerzas parlamentarias, en las que no se descarta que pueda participar el ex primer ministro Silvio Berlusconi.
A las 11.00 hora local se entrevistará con el Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi; después, a las 16.00 horas, con el Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo; una hora más tarde hará lo mismo con la formación del primer ministro en funciones, Mario Monti, y concluirá a las 18.00 horas con el Partido Demócrata (PD), de Bersani.
El líder del centroizquierda explicó este jueves en una breve comparecencia posterior a la reunión con el jefe del Estado, que comunicó a Napolitano las "dificultades derivadas de las negativas o las condiciones" expresadas durante sus seis días de reuniones por algunas formaciones, y que no había considerado "aceptables".
Fuentes de la formación de Bersani, sin embargo, precisaron que el resultado de las consultas no supone que éste haya renunciado a intentar formar Gobierno, sino que "ahora la pelota se encuentra en el tejado de Napolitano". "La situación es complicada y el jefe del Estado ha preferido tomarse alguna hora más para verificar qué condiciones habrá a corto plazo" para formar Gobierno, añadieron las mismas fuentes.
Mientras Grillo rechazó de lleno cualquier tipo de apoyo de investidura por parte de su formación, Berlusconi propuso un Gobierno de unidad nacional del que ellos también formaran parte, una posibilidad descartada desde el principio por Bersani.