"Hemos asumido que no queda nadie con vida", afirma el general de brigada Ajmal Kabir, que dirige las operaciones de auxilio.

Ahora que han puesto fin a la búsqueda de supervivientes por el derrumbe del edificio, ha comenzado la limpieza de escombros con maquinaria pesada.

Las personas  rescatadas de entre los escombros ascienden a 2.437. La última con vida que encontraron los bomberos fue una mujer atrapada por la cintura, que no pudo ser rescatada la pasada noche debido a que estalló un incendio.

El dueño del edificio fue detenido por la policía, junto los tres propietarios de los talleres y dos ingenieros municipales.

Las autoridades afirman que los propietarios del edificio ignoraron las grietas que aparecieron un día antes y obligaron a los trabajadores a entrar en él.

Este desastre ha puesto de manifiesto las malas condiciones laborales y de seguridad que sufren los trabajadores del sector textil en Asia, que producen para empresas occidentales.

Bangladesh se sitúa en la cabeza de los países con los costes más baratos de producción en esta industria y por eso empresas de todo el mundo trasladan su producción a esta parte de Asia.

Según datos de la Federación Nacional de Trabajadores del sector Textil de Bangladesh, en los últimos 15 años ha habido unos 600 muertos y 3.000 heridos en accidentes ocurridos en fábricas de ropa en el país.