Después de cometer la masacre en el hotel de Susa, el terrorista huye a toda velocidad por la playa, desierta tras los disparos, cargado con el kalashnikov, su arma en el baño de sangre. El autor del atentado, no tuvo reparos en caminar por la orilla ante la desconcertada mirada de los testigos. La familia del terrorista de Túnez insiste: nunca había salido de su país, ni había dado ninguna pista ni muestras de que se hubiera radicalizado en los últimos meses.