La prensa estadounidense ha identificado a la víctima del ciberacoso que originó la dimisión del director de la CIA, David Petraeus, como Jill Kelley, una mujer maronita de 37 años de origen libanés residente en Tampa (Florida) y amiga de la familia del general retirado. Los medios estadounidenses publican fotos de la destinataria de los amenazadores correos electrónicos anónimos supuestamente remitidos por la amante del general Petraeus, su biógrafa, Paula Broadwell, y que originaron las primeras investigaciones del FBI que condujeron al correo del director de la CIA.
Petraeus, que presentó su renuncia al presidente estadounidense, Barack Obama, tras admitir su relación extramarital, cesó como director de la CIA el pasado viernes y el domingo fue desvelada la identidad de la presunta víctima del ciberacoso. La prensa estadounidense difunde el comunicado de Jill Kelley y su esposo, el cirujano Scott Kelley, en el que señalan que: "Nuestra familia ha sido amiga de la familia Petraeus durante cinco años. Respetamos su intimidad y la de su familia y queremos lo mismo para nosotros y nuestros tres hijos".
El "Tampa Bay Times" recoge una declaraciones el 31 de enero de 2010 del general como huésped de la lujosa mansión de la familia Kelley para presenciar con su esposa Holly el desfile del festival "Gasparilla pirate" cuando dirigía el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) desde la base aérea de MacDill en Tampa. Algunos medios citan a próximos al general retirado que describen como una simple amistad la relación con esta mujer que, según la versión de la investigación conocida hasta ahora, recibió los anónimos mensajes de amenaza por causas que no han sido aclaradas.
Además, el aparente retraso en la comunicación a la presidenta del comité de Inteligencia del Senado, la demócrata Dianne Feinstein, de la investigación en curso ha desatado la controversia política, pues la norma establece que la comunicación de este tipo de indagaciones cuando la seguridad nacional esté en juego es preceptiva. Según "The New York Times", los altos responsables del FBI y el Departamento de Justicia fueron informados el pasado verano de la relación extramarital de Petraeus confirmada por esa investigación, desatada, siempre según esta versión, por las quejas a un oficial del FBI amigo de la propia Jill Kelley.
Aunque el rotativo sólo explica que mediante "técnicas forenses" fue averiguado el correo abierto anónimamente por la autora de las amenazas electrónicas, aclara que los investigadores accedieron a las otras direcciones electrónicas abiertas desde la dirección del ordenador que remitía las amenazas. Además de identificar a Broadwell como la supuesta autora del ciberacoso, los agentes encontraron en el ordenador que la amante de Petraeus entregó voluntariamente documentación clasificada, que éste negó haberle facilitado.
Según la versión del rotativo neoyorquino, fue en ese punto de las investigaciones a finales del verano, cuando se trataba de comprobar si el general estaba implicado en el ciberacoso cuando los agentes del Departamento de Justicia notificaron a sus superiores las derivaciones de la indagación. El periódico aclara que se desconoce si durante la investigación los agentes accedieron al correo personal de Petraeus o sólo de los que quedaban en el buzón de la mujer con la que mantuvo su relación extramatrimonial. Igualmente precisa que no puede aclarar cuándo conocieron la investigación en marcha el director del FBI, Robert S. Mueller, y el secretario de Justicia norteamericano, Eric H. Holder, pues ambos se han negado a comentar el asunto.
Petraeus, un general de cuatro estrellas considerado "héroe" en Estados Unidos ha sido presentado reiteradamente en la prensa norteamericana como el artífice de los "éxitos militares" en Irak y Afganistán, Según la cadena de televisión ABC, Petraeus aseguró a sus amistades que la relación con Broadwell comenzó después de retirarse del Ejército en agosto de 2011, algo que evitaría que pudiera ser considerado delito, pues "The New York Times" recuerda que el adulterio puede ser tipificado así por las normas castrenses.
En la CIA, aclara el diario, el hecho de causar de esta manera un problema de seguridad por la vulnerabilidad al chantaje no es considerado delito. Broadwell, como biógrafa de Petraeus, tuvo un constante acceso al alto mando militar durante el año que convivieron en Afganistán, como parte del libro que ella preparaba sobre el rostro más visible de EEUU en las dos últimas guerras estadounidenses.