Un partido de ping pong. Un adulto contra un niño. El pequeño logra salvar una bola pero acaba en el suelo, ocasión que aprovecha su contrincante para rematar dando por ganado el punto. El final no acaba siendo el que se esperaba.

Y eso es lo que te ocurre por ser un abusón en el juego. El adulto vio la oportunidad y decidió rematar con todas sus fuerzas mientras el niño estaba en el suelo, lo que no se esperaba era que sacase desde el suelo la pala sin mirar y justo diese ahí la pelota.

Había dado por ganado el punto y se había desentendido. Para cuando se da cuenta de lo que ocurre es tarde para llegar a tiempo a golpear esa bola.