Cuando el periodista comentó su plan a sus jefes, le propusieron que lo grabara todo.

En su experimento, volvió a escribir cartas, utilizar mapas y llamaba por teléfono a sus amigos en lugar de escribirles por Facebook.

Al comienzo, descubrió que vivir sin Internet no era tan difícil. Si quería información, acudía a la biblioteca, usaba mapas de papel y llamaba por teléfono a sus amigos.

Además el experimento tenía otras ventajas. Recordó la emoción que suponía enviar cartas por correo y aumentó su concentración al leer libros en lugar de páginas web. En un mes el periodista se sentía muy contento con su nueva vida. "Me gusto mucho más sin Internet", decía.

Pero 10 meses después, le daba pereza escribir cartas, al igual que antes le agotaba responder antes a los emails. También estaba aburrido de estar todo el día leyendo y escribiendo.

Para el periodista, el experimento le ha llevado a la conclusión de que lo más beneficioso de Internet es que la conexión con las personas. Ahora, sabe que Internet no es uno de los problemas de su vida, pero tampoco la solución.

Después de estos doce meses, vuelve a estar conectado.