Primero ante la agencia antimonopolio de Estados Unidos, la Comisión Federal del Comercio (FTC), y luego ante los órganos reguladores de la competencia de la Comisión Europea, Facebook y WhatsApp fueron sometidos a un exhaustivo escrutinio, que finalmente determinó que la operación no ponía en riesgo la privacidad de los usuarios, ni la competencia dentro de la industria.
Tras el aval de la Comisión Europea del pasado viernes, Facebook se apresuró a cerrar definitivamente la compra, y adquirió el servicio de mensajería móvil más popular del mundo (WhatsApp cuenta en la actualidad con 600 millones de usuarios) por 21.800 millones de dólares.
El monto final ascendió a los 21.800 millones, casi 3.000 por encima de la cifra anunciada en febrero, porque más de la mitad del dinero se pagó en acciones de Facebook, que en lo que va de año se han revalorizado en el mercado electrónico Nasdaq un 42%.
Facebook cuenta con 1.320 millones de usuarios activos al mes, según las últimas cifras difundidas por la propia empresa, lo que la convierte en la red social más utilizada del mundo, y que ahora también es propietaria del servicio de mensajería móvil más popular.
Fue precisamente lo colosal de estas cifras, lo que llevó a las autoridades europeas a plantearse si la adquisición generaría una situación de casi monopolio que dañase al resto del sector y no garantizase la competencia dentro de la industria.
Sin embargo, el pasado viernes, el vicepresidente de la CE y responsable de Competencia, Joaquín Almunia, explicó que, tras revisar "cuidadosamente" esta operación, la Comisión concluyó que "no obstaculizará la competencia en este mercado dinámico y en crecimiento", puesto que los consumidores seguirán teniendo una "gran variedad de aplicaciones de comunicación" como alternativa.
"Los usuarios parecen usar las dos aplicaciones de diferentes maneras, y muchos de ellos utilizan las dos aplicaciones de forma simultánea en el mismo teléfono móvil", recalcó la Comisión, que apuntó también al dinamismo del mercado, con otros competidores como Line, Viber, iMessage, Telegram, WeChat y Google Hangouts.
Si la mayor preocupación de los reguladores europeos con respecto a la operación era el mantenimiento de la garantía de la competencia, al otro lado del Atlántico los focos se pusieron en asegurar que la compra no violaría los acuerdos de privacidad que WhatsApp mantiene con sus usuarios.
"Cientos de millones de usuarios han confiado sus datos personales a WhatsApp. Desde la Comisión Federal del Comercio realizaremos un seguimiento de las prácticas de Facebook y WhatsApp para asegurarnos de que ambas compañías mantienen las promesas que hicieron a los usuarios", indicó en un comunicado, en abril, la directora de la Oficina de Protección al Consumidor de la FTC, Jessica Rich.
Las políticas de privacidad de WhatsApp son mucho más restrictivas que las de Facebook, ya que, entre otras cosas, el servicio de mensajería móvil no utiliza, almacena, ni comparte con terceros los contenidos que los usuarios generan, tales como mensajes de texto, fotografías o notas de voz.
Ante las dudas de la FTC, Facebook se comprometió, en palabras de su consejero delegado, Mark Zuckerberg, a mantener la política actual de WhatsApp, y tampoco compartir con terceros otros datos relativos a los usuarios como su ubicación, dirección de correo electrónico o número de teléfono.
Superados los "exámenes" sobre privacidad y competencia, Facebook ha dado un paso de gigante para afianzarse como uno de los mayores agentes mundiales en el terreno de las comunicaciones personales, una de las grandes apuestas de la industria tecnológica para los próximos años.
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