La pasión por el motor se hereda. O eso parece ser lo que le ha pasado al hijo de Barrichello. El expiloto brasileño ha disfrutado de sus dos pasiones, la velocidad y su hijo Eduardo, en una jornada de pruebas del piloto con el Stock Car V8 con el que ‘Rubinho’ consiguió el campeonato en 2015. Rubens Barrichello cambió el asiento de piloto por el del acompañante para cederle el volante a su hijo mayor y comprobar su nivel de conducción y no pudo evitar romper a llorar al ser testigo de ello. El brasileño reconoció haber vivido uno de los momentos más emocionantes de su vida. El expiloto de Ferrari y Honda –entre otros– lloró, abrazo a su hijo y le dedicó unas palabras. Con este programa se pretendía llevar al circuito a uno de los pilotos más importantes del país y atraer a los espectadores, pero la reacción del veterano brasileño tuvo todo el protagonismo del evento. En Centímetros Cúbicos: |