Tomen nota de la situación. Los protagonistas del posible futuro gobierno se han retirado del foco. Se entiende que se han puesto a negociar, que ya tocaba, alejados de la fanfarria. Mientras, el centro de la escena lo ocupa un reparto variopinto: "hombres de Estado" que alertan de que España puede romperse, gurús de la estabilidad que piden terceras elecciones, patriotas que proclaman que "la violencia de género no existe" o gentes de misa y comunión diaria que afirman que "el feminismo es cáncer". Buena tropa. Y en primera línea, Aznar.

Al frente José María, que nos ha puesto, literalmente, "en situación de máximo riesgo". ¿Y eso? Pues porque pueden gobernar "los comunistas chavistas". Aznar nos ha avisado con la misma gravedad que cuando aseguró: "El régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva, pueden estar seguras todas las personas que nos ven. Les estoy diciendo la verdad". Pongan los vídeos de ahora y de entonces y verán que ese rictus lo mismo le sirve para meternos en una guerra, que para ponernos en alerta porque viene "el comunismo".

Al parecer, esta es la gente de orden. Constitucionalista, de Estado y respetable. "J. M. Aznar" nos alerta de que "España puede romperse" con el mismo tono que cuando hablaba de ETA como "el movimiento vasco de liberación". Dirigentes como dios manda, que no ponen al país en peligro, aunque nos metan en guerra, las armas de destrucción masiva no aparezcan, suframos la barbarie y aún tengamos que aguantar que salgan a alertarnos de los males que nos acechan sin haber pedido ni siquiera perdón.

Hay dirigentes, como Aznar, que aseguran que no conocían a los invitados a la boda de la que fue el padrino, pero ya conocen lo que negocian en secreto Sánchez e Iglesias: "comunismo como en Venezuela", "sedición", "riesgo de que España se rompa" y "angustia". El presidente del Círculo de Empresarios lo tiene claro: "La fuga de capitales ya ha empezado" y pide terceras elecciones, porque Podemos es "peligrosísimo". Vaya, que estos señores no son antisistema, pero quieren que estemos votando hasta que salga lo que ellos quieran.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han retirado del foco, negocian y el centro de la escena lo ocupan estos días gurús que alertan de una España comunista y rota; constitucionalistas que olvidan que los gobiernos se eligen con votos; patriotas que ven un futuro de hambre y destrucción, pero no son capaces de mirar a la cara a una víctima. Así que, a los que negocian, más les vale trabajar sin miedo a los que meten miedo. Una mayoría que salió de las urnas quiere un gobierno plural, que mire de frente, que no vaya por detrás y que busque puntos de encuentro, no puñaladas traperas y puntos de sutura. Y sí, ya sabemos que intentar esto hoy en España es, como diría Aznar, "de máximo riesgo".